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Generalmente cuando hago posts espontáneos lo hago cuando estoy bien animado para que me queden bien locos y más bacanos. Pero vamos a ver qué me sale hoy que no estoy bien de ánimo. Y voy a hacer otra cosa que generalmente no hago y es hablar de fármacos específicos que tomo. Por favor no vaya a tomarlos por cuenta propia sin consentimiento de su médico. No me hago responsable por el mal uso que le pueden dar a los fármacos que se nombran en este post.
A varios posts anteriores les he puesto títulos como ya soy un bipolar asintomático [1, 2]. Pues viéndolo bien esto no es del todo cierto. Mi bipolaridad ha mejorado mucho, pero no al grado de estar totalmente asintomático pues la misma nunca se cura del todo. Después de haber sido diagnosticado a los 14 años (nací el 11-Jul-1974), como bipolar en todo el sentido de palabra, la situación, con sube y bajas, ha mejorado al grado de ahora ser yo un bipolar ciclotímico, que es el tipo más leve de bipolaridad.
Hoy es lunes festivo 20-Jul-2020, cuando se celebra una de las dos independencias de Colombia. Nunca me tomo los días lunes festivos para descansar. Pero hoy no he tenido alientos de prender mi computador grande para trabajar en serio. Como ayer, no he hecho más que hacer pereza acostado. Hoy lunes estoy mejor que ayer, pero sigo desanimado.
Los síntomas de que me estaba bajo de ánimo los empecé a sentir el sábado pasado y por fin ayer domingo me di cuenta que me estaba deprimiendo. Yo todavía no entiendo porque, después de lidiar por más de 30 años con mi condición bipolar, me demoro tanto en darme cuenta que me estoy alterado, sobre todo deprimiéndome. Es como si se estuviese programado para pensar que uno siempre está bien y que si algo anda mal es culpa del medio, pero no por causas endógenas (internas). Apenas me di cuenta de eso, hacia el final del día de ayer aumenté en 25 mg la dosis de Amitriptilina que generalmente tomo cada noche (50 mg).
La Amitriptilina es un antidepresivo tricíclico que inhibe la recaptación de serotonina y noradrenalina permitiendo que estos neurotransmisores permanezcan más tiempo en los espacios sinápticos realizando su función antidepresiva [3, 4].
Ayer domingo fue el día que peor estuve, no me levante y no hice nada diferente que dormitar, pero tomé tres veces sendas tabletas de 25 mg de Amitriptilina a lo largo del día. En la noche ya estaba un poco mejor y hoy, aunque no estoy bien del todo, estoy mejor que ayer. La Amitriptilina es excelente antidepresivo pues actúa rápido y mejora el sueño. Si usted es bipolar y se deprime, pregúntele a su médico si puede tomar Amitriptilina. La recomiendo.
El otro error que estaba cometiendo y no es la primera vez que me pasa, es que estaba tomando todos los días Oxcarbazepina [5]. Este es un fármaco anticonvulsivante que en nosotros los bipolares ayuda a controlar las subidas de ánimo, ya sean hipomanía o manías completas. Ayuda a dormir y estabiliza el ánimo, pero hacia la baja. Y la mayoría de estabilizadores del ánimo funcionan así. Hacia la baja. Si usted es bipolar y se está deprimiendo frecuentemente pregúntele a su médico si está tomando algún anticonvulsivante como Oxcarbazepina, Valproato (= Ácido Valproico) o Carbamazepina pues esos fármacos tienden a bajar el ánimo. De pronto necesita mermar la dosis o reemplazar su estabilizador anímico por Lamotrigina [6, 7] que es el único anticonvulsivante que estabiliza el ánimo con tendencia al alza.
La razón por la cual los anticonvulsivantes funcionan en el trastorno bipolar es que tanto en los ataques epilépticos (convulsiones) como en las hipomanías y manías hay un una híper-excitación anormal de neuronas. Yo lo explico con el siguiente símil: imaginémonos la tribuna del estadio en el cual cada espectador es una neurona. Cuando el espectador se levanta la neurona esta híper-excitada. En el caso de las convulsiones los espectadores se levantan de su puesto de forma caótica, entonces el paciente entra en una suerte de “corto circuito” que es la convulsión. En el caso de una hipomanía o manía, los espectadores del estadio se levantan de forma ordenada y concertada, formando la ola. Entonces sigue habiendo híper-excitación neuronal pero no se produce el “corto circuito”, por decirlo de alguna forma.
Mi papá murió en 2007 y como parte de mi duelo por su muerte me dio una crisis de insomnio. Con el médico que me estaba tratando no encontrábamos otra solución que tomar anticonvulsivantes en grandes cantidades para dormir como fuera. Esto fue un error porque agravó el duelo por la muerte mi papá. A no ser que esté usted en manía o hipomanía (con el ánimo subido) no cometa el mismo error que yo cometí alrededor de 2010 en el sentido de abusar de anticonvulsivantes como Oxcarbazepina (trileptal) o Pregabalina (lyrica) para dormir. Le van a dar sueño, pero le bajarán el ánimo. Con su médico busque otras opciones para dormir como antidepresivos que den sueño como la Amitriptilina [3, 4] o la Trazodona (este fármaco es de cuidado pues puede dar preocupación por la muerte). Y aunque son de los pocos fármacos psiquiátricos que producen verdadera adicción, los benzodiacepinas son una buena opción. Uno de estos, el Clonazepam [8, 9], el cual lo tomo desde el 2011, me ayudó mucho en cuanto a la superación del duelo por la muerte de mi papá.
Un fármaco que es muy efectivo para el insomnio, pero es muy peligroso es la Zopiclona. Una persona reportó el haber empezado a tomar una tableta para en poco tiempo estar tomando 20 y haberse vuelto adicta y requerir tratamiento desintoxicarse [10]. Este fármaco debería ser controlado como lo son los benzodiacepinas. El hecho de que, al menos en Colombia, sea de venta libre, convierte a la Zopiclona en un fármaco con alto potencial adictivo.
En 2017 me dio otra crisis de insomnio, supuestamente, porque lo que realmente pasó en ese año fue que ya por mi edad se me empezaron a recortar las horas del sueño; me asusté y empecé a hacer algo que no se debe hacer y estos es a experimentar a usar fármacos nuevos para mi sin la supervisión de un médico. Esto agravó mi crisis, la cual se extendió hasta el 2018.
En 2019 empecé a tomar un fármaco que debería tomar todo el mundo, incluso sino no tiene una condición mental pues no tiene efectos secundarios y mejora mucho el sueño. Lo único es que es difícil de tomar. Este fármaco se llama:
Higiene del sueño.
Ahí empecé a ver el progreso de verdad. Hay que implementar todo un ritual, con horario fijo para poderse dormir a tiempo. Yo por ejemplo empiezo mi ritual a las 6:30 pm cuando comienzo a parar de trabajar, cenar y tomarme mis medicamentos a las 7:00 pm y me relajo con música suave, escribo en bitácora privada, para finalmente irme durmiendo después de las 10:00 pm. Al principio es difícil hacer higiene del sueño pues, repito, se debe seguir un horario estricto. Pero llega el momento que uno lo hace automáticamente. Es súper-recomendable.
De 2019 para acá me he mejorado mucho pero, repito, nunca estaré libre de síntomas completamente. El sueño continuará molestando de vez en cuando y mi ánimo continuará teniendo variaciones así sean pequeñas. A veces me despierto tipo 3:00 o 4:00 de la mañana con un ánimo irrefrenable de trabajar y con un hambre como si fuera la hora del almuerzo. En estos casos sí es conveniente, en la siguiente noche, reforzar un fármaco como la Oxcarbazepina pues esos madrugones son síntomas de que estoy entrando en hipomanía. Al contrario, hay días en los cuales duermo hasta las 9:00 o 10:00 am y me despierto sin ganas de hacer nada. Ese es signo de que me estoy deprimiendo y debo subir la Amitriptilina que es al antidepresivo que yo utilizo.
He dicho varias veces en este escrito que debe consultar a su médico. Yo, por tener la disculpa de tener una maestría en ciencias básicas médicas dentro de las cuales rote por neurobiología, he pecado de lo contrario. Yo pienso que los pacientes deben tender a seguir las indicaciones de su médico, pero también deben tener un poco de conocimientos sobre su patología y los fármacos que toma para la misma pues va a haber momentos de emergencia en los cuales no va contar su médico y va a tener que tomar decisiones por su cuenta. Debería tener preparado, con la ayuda de su médico, un plan para cuando no pueda dormir. Al menos un fármaco de su fórmula debería ser móvil para pasar este tipo de contingencias. Por el contrario, si está durmiendo mucho, y por consiguiente se le está bajando el ánimo, debería saber a qué fármaco bajarle. Yo tomo cuatro fármacos de los cuales la mitad son fijos y los otros los varío según me sienta. Afortunadamente la proporción de días con sueño y ánimo estable es cada vez mayor. Estos fármacos son:
· Clonazepam [8, 9] que es una benzodiacepina por lo cual es adictiva y se debe dejar quieta. Siempre tomar lo mismo.
· Levomepromazina [11, 12]. Hipnótico (somnífero) fuerte sobre el cual ya llegué a la dosis óptima y lo tengo fijo.
· Amitriptilina [3, 4]: Antidepresivo tricíclico que subo si siento que me estoy deprimiendo y bajo si siento que se me está subiendo el ánimo.
· Oxcarbazepina [5]: Como ya dije, es un fármaco que estabiliza el ánimo hacia la baja y lo bajo cuando me estoy deprimiendo y subo cuando estoy entrando en hipomanía.
Ser bipolar es como haber nacido siendo una tractomula con los frenos y aceleradores un poco dañados. Se tiene mayor capacidad de carga (mayor capacidad de aprendizaje y almacenamiento de datos, es decir tendemos a ser inteligentes) pero una vez la velocidad se sale de control es muy difícil de parar (manías o hipomanías) o cuando se para (depresiones) es más difícil echarla a andar.
Los tres pilares para vivir con una condición mental bien llevada son:
· Psicoterapia
La farmacoterapia son los medicamentos que solo su médico tratante le puede recetar. La psicoeducación se trata de aprender más sobre la condición mental para poder manejar mejor ese “vehículo masivo” que es un bipolar. La psicoeducación es contar con un facultativo con el cual desahogarse. Sea su psicólogo o psiquiatra. Aunque nunca he participado en uno, los grupos de apoyo también ayudan mucho. Pero pronto descubrirá que nadie lo va a entenderá mejor, que usted mismo. Es ahí donde entra el concepto de escritura terapéutica [13-17] la cual recomiendo mucho y sobre lo cual hay que hacer un post aparte. Yo me desahogo escribiendo en mi bitácora privada en la cual ya a veces se me va la mano pues es obvio que yo sufro de hipergrafía o grafomanía (compulsión por escribir [18, 19]). Tanto que ahora estoy tratando de invertir ese exceso de energía escritural reflexiva en hacer posts para mi blog como este.
Muchas gracias por leer este corto artículo.
1. Duque-Osorio JF. Nueva Década, Nuevo Blog, Nueva Vida como Bipolar Asintomático. El Blog de JFDO; 2020. Disponible en: https://bit.ly/EDBJFDNuevaDecadayBlog. Consultado el 11-Feb-2020. 2. Duque-Osorio JF. New Decade, New Blog, New Life as an Asymptomatic Bipolar. JFDO’s Blog; 2020.
4. Thour A, Marwaha R. Amitriptyline. Bethesda, Maryland-USA. NCBI (National Center for Biotechnology Information) – StatPearls Publishing; 2020. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK537225/. Consultado el 05-Ago-2020. 5. Preuss C, Randhawa G, Tom J, Saadabadi A. Oxcarbazepine. Bethesda, Maryland-USA. NCBI (National Center for Biotechnology Information) – StatPearls Publishing; 2020. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK482313/. Consultado el 05-Ago-2020. 6. Betchel NT, Fariba K, Saadabadi A. Lamotrigine. Bethesda, Maryland-USA. NCBI (National Center for Biotechnology Information) – StatPearls Publishing; 2020. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK470442/. Consultado el 05-Ago-2020. 10. Arcila K. El somnífero de venta libre que puede ser tan adictivo como la heroína. Colombia. Las2Orillas; 2015. Disponible en: https://bit.ly/3gzyc1q. Consultado el 05-Ago-2020. 14. Kohan SA. La escritura terapéutica. Alba Editorial; 2013.
15. Baikie KA, Geerligs L, Wilhelm K. Expressive writing and positive writing for participants with mood disorders: An online randomized controlled trial. Journal of affective disorders. 2012; 136(3): 310-319.
16. King R, Neilsen P, White E. Creative writing in recovery from severe mental illness. International Journal of Mental Health Nursing. 2013; 22(5): 444-452.
17. Wright J, Chung MC. Mastery or mystery? Therapeutic writing: a review of the literature. British Journal of Guidance & Counselling. 2001; 29(3): 277-291. Disponible en: https://bit.ly/TherapeuticWritingAReview. Consultado el 05-Ago-2020. 19. Gamero A. Hipergrafía: La Escritura como Enfermedad. La Piedra de Sísifo; 2013. Disponible en: https://bit.ly/37vuPFb. Consultado el 15-Jun-2020.