septiembre 19, 2017
Bitácora Personal, Física Cuántica, Película The Congress 2013, Problemas de sueño, Reseñas de Material Audiovisual, Salud mental vs habilidad para escribir

Realidades Ideales Farmacógenas y Cuánticas

17-Jun-2021 Actualización: Estoy repromoviendo este artículo el cual fue publicado el 19- Sep-2017 cuando todavía estaba saliendo la crisis de insomnio que me caracterizó en ese año. En la actualidad me encuentro muy bien de ánimo y sueño.

Resumen: Este es un improvisado y corto artículo donde narro lo último que he estado leyendo (Parallel Worlds de Michio Kaku) con una película que vi recientemente (The Congress 2013) y lo maluco que he estado del sueño este año. La idea es mirar como la realidad es tan subjetiva ya sea por la influencia de fármacos, neurotransmisores o la forma como las teorías cuánticas locas de la actualidad interpretan las matemáticas que resultan de los experimentos que se están haciendo para unir la física en una sola teoría unificada de campo.

Hace tiempo no blogueaba y menos haciendo una artículo improvisado. Vamos a ver qué me sale. Para tener continuidad con el último artículo de mi blog, he de contar que a hace un mes largo publiqué mi primer libro largo en Amazon. Se llama “Las anécdotas de un cuarentón bipolar en Cali-Colombia” (ver en Amazon | ver en google Books). Es una ucronía (novela alternativa) pues me inventé un personaje que vive mi vida hasta cierto punto y a partir del mismo se toma una decisión diferente y empieza la ficción en forma de una línea de tiempo alterna. Me quedó un poco largo (666 páginas) y de pronto por eso las ventas han estado lentas. Iba a reanudar de una la escritura mi libro académico de “Psicología Evolucionista” pero entre una cosa y otra, y viendo lo lentas que han estado las ventas de mi primer libro, me desilusioné un poco y de decidí descansar un tiempo antes de reanudar el mencionado libro.



Nunca pensé que algún día tendría que escoger entre mi habilidad para escribir y mi salud, pues en el último mes he estado durmiendo demasiado bien dado que logré estandarizar una farmacoterapia con mucha Levomepromazina (sinogán) y recién por estos días me estoy despabilando ante tanto poder somnífero. Parece que me toca escoger entre estar mal dormido pero piloso o bien dormido (que es más saludable) pero perezoso. Entonces tanto sueño y la desilusión de las ventas tan lentas de mi libro, me habían quitado las ganas de escribir.

Lo que si no he dejado de hacer es leer. Voy en dos tercios de un libro que se llama “Parallel Worlds” de Michio Kaku. Cuando estoy leyendo este libro siento como si estuviese entendiendo pero después no puedo repetir lo que he leído. El libro trata de lo que tratan la mayoría de libros de física en las últimas décadas: lograr una teoría unificada de campo. Resulta que la física, a diferencia de la biología que cuenta con la teoría evolucionista, no tiene una teoría unificadora pues lo macro, lo astronómico se rige por la fuerza de gravedad la cual no ha podido ser unida en una sola teoría junto con las fuerzas nucleares fuertes y débiles, y la electromagnética, últimas que priman en el reino de lo cuántico, es decir a nivel de partículas subatómicas. Hay un zoológico de partículas subatómicas agrupadas en leptones, bosones, quarks y fermiones. Los físicos se encuentran en una carrera a ver qué grupo de investigación logra demostrar empíricamente una teoría unificadora. Hay dos posibilidades: la de gravedad cuántica que cada vez pierde más adeptos y las teorías de cuerdas. Las cuerdas se suponen que son objetos de una sola dimensión que miden un máximo unos 10 a la -35 metros que equivale a la longitud de Planck. Hay varias teorías de cuerdas y al principio preveían como 20 dimensiones. Con ciertos refinamientos lograron bajar la estimación a unas 9 dimensiones. Eso se acerca más a la realidad cuatridimensional en la que vivimos (tres dimensiones espaciales y el tiempo es la cuarta dimensión). El problema era que las cinco dimensiones extra se podían micro-enrollar en miles de formas. Después a algún grupo de físicos le dio por ensayar con 11 dimensiones y enrollando la última y dejando 10 dimensiones lograron unificar todas las teorías de cuerdas. Se trata de la teoría M y podría llegar a ser la que unifique toda la física. El problema es que apenas estamos construyendo y empezando a probar el pesado hardware que se necesita para probarla. En la teoría M se postula la existencia de cuerdas bidimensionales, es decir membranas (de ahí la M) que fueron apodadas branas. A partir de branas bidimensionales se puede predecir la existencia de branas hasta de 10 dimensiones. Parece entonces que vivimos en una brana cuatridimensional en medio de 5 y hasta 10 dimensiones. En la teoría M o súper cuerdas, estás dimensiones extra ya no son microscópicas y sino que tienen tamaños astronómicos. Para hacer una analogía con la música, a la frecuencia que vibren estás cuerdas, se presentarán como una u otra partícula (o onda) subatómica. Eso es más o menos lo que he entendido de dicho libro hasta ahora. Eso de las dimensiones extra de tamaños astronómicos es muy conveniente para un libro religiosoide que pienso escribir con mi hermana en el cual se le rinde tributo a nuestros ancestros como deidades no-sobrenaturales, lo cual haría nuestro sistema de creencias compatible con mi ateísmo. No escribo más sobre este libro porque no quiero dañar la sorpresa. No voy a ser mi propio spoiler.


Eso de los ancestros me lleva a pensar en mi papá. Este año se conmemora el décimo aniversario de su muerte. Haré una entrada a parte en la fecha de su muerte que es el 26 de noviembre. Pero baste aquí decir que todos los días lo recuerdo y me gusta vivir la fantasía de que su energía residual está ayudándome desde algún lado. Este año lo comencé con una crisis de insomnio tenaz y recién hace unos dos meses para acá empecé a recuperar mi sueño. Yo creo que dicho insomnio se debió precisamente al décimo aniversario de la muerte de mi papá. Ojalá el hacerme consciente de esto me ayude a seguirme mejorando y me permita volver a dosis “normales” pues mantengo con pereza y así es muy difícil prosperar. Lo que pasa es que también yo soy muy “garoso” y quiero que todo este 100% perfecto. Eso es termodinámicamente imposible. En otras palabras no hay felicidad completa. Me toca funcionar en medio de la pereza que me producen los fármacos que utilizó para dormir. Estoy tomando, entre otros tres fármacos que ya tengo fijos, 150 mg cada noche de Levomepromazina (sinogán) que es tres veces lo que me tomaba antes de este año. Y yo creo que conforme pase el tiempo más ayuda voy a necesitar para dormir pues con la edad uno duerme menos. Pero para mantener mi condición bipolar bajo control y sentirme bien como hoy, necesito dormir mucho. Ojalá esté yo equivocado y llegue el momento en que pueda volver a dosis decentes de Levomepromazina.

Hablando de fármacos y cosas que en el momento entiendo y después son difíciles de explicar, recientemente me vi la película de ficción The Congress 2013. Trata de una actriz muy linda que ya pasa de los 40 y los estudios de cine “miramount” le proponen escanearla toda para con su imagen hacer películas donde siempre aparezca joven. Acepta y 20 años después resulta en un congreso de futurología y la película se convierte en muñequitos animados. En este congreso anuncian que los científicos de dichos estudios han hackeado la fórmula química del libre albedrío y la protagonista se opone a esta nueva virtualización de la realidad. La tachan de enferma mental y la congelan para después despertarse en un mundo donde la mayoría de gente vive en una fantasía farmacológica donde cada cual puede ser y hacer lo que le dé la gana. Robin, la protagonista, decide después de 20 años volver al mundo real y se encuentra ante una realidad distópica pero logra encontrarse con su médico y él le cuenta que su hijo, se cansó de esperarla y se fue a vivir al mundo virtual. Ella regresa al mismo y por fin logra encontrarse con sus hijos en mismo lugar donde vivía en el mundo real pero ahora es en la realidad virtual de muñequitos animados. Aunque es una película protagonizada por actores norteamericanos, es de origen Franco-Israelí, y de pronto por eso tiene muchas claves artísticas que no alcancé a entender.

En esta película se hace tácitamente la pregunta de si fármacos que tomamos actualmente como los antidepresivos no llegarán algún día a ser tan avanzados como para hacernos vivir realidades ideales pero ficticias. Y es que si por ejemplo uno tiene subidos neurotransmisores bacanos como la serotonina, las endorfinas, la anandamida, etc., la va pasar súper bien en el infierno. Pero si uno tiene esos mismos neurotransmisores abajo la va a pasar mal en el paraíso. Entonces la percepción de la realidad es muy subjetiva y depende de unos químicos en esa glándula que llamamos cerebro.


Y dado que la realidad tiene mucho de subjetividad, toca ayudarse, animándose a sí mismo por ejemplo, para estar bien. He tratado de deshacerme de condicionamientos, adicciones psicológicas, sugestiones y de más cosas alrededor de mi bipolaridad pero en especial alrededor de mi elusivo sueño, pues cuando no duermo al siguiente día me da un guayabo terciario que no me aguanto ni a mí mismo. Y desde que me he estado deshaciendo de toda esa basura psicológica cada vez estoy mejor pues mi error era dejarle todo a los fármacos y no me daba cuenta que cosas como la higiene del sueño, el optimismo, y hasta la fe en cosas no-sobrenaturales, son “fármacos” muy poderosos también.

Entonces aunque no tengo la fórmula ideal, pues tiene mucho sinogán, que produce mucha pereza, al menos ya pude estandarizar una fórmula. Y aunque el duelo por la muerte de mi papá fue muy duro, me hizo madurar mucho. Ya voy para el tercer año sin fumar tabaco, y cada vez soy más juicioso con mis horarios lo cual es vital para conllevar con éxito una condición como la bipolar. Pero después de dejar de fumar, el avance más importante ha sido que me quite de encima mi matrimonitis. Por fin hice las paces con el hecho de que una persona como yo, que tiene sus condiciones médicas, que no se quiere ir del hotel mamá y le gusta vivir leyendo y escribiendo, se queda sola. Ya no me hace falta tener pareja. Y eso ha ayudado mucho en mi sueño pues ya no me hacen falta las grandes rumbas ni faranduleos para hacer levante. Muy probablemente ya empecé a vivir como voy a vivir el resto de mi vida. Una amiga me dijo que yo ya tenía vida de viejito jubilado. Tengo una vida de recogimiento, de estudio, con las únicas dos diferencias que de vez en cuando bajo a hacer ejercicio a la piscina o al gimnasio del conjunto donde vivo y después me subo los 9 pisos a pie. Y a veces faranduleo de día con amigos muy cercanos pero sobretodo con familiares, pues a eso nos vinimos de Cali a Ibagué hace exactamente siete años. A escapar de la soledad de Cali y explorar al resto de familiares que tenemos en Ibagué.

Pero, y aunque suene contradictorio, la tendencia con la edad, por lo menos en mi vida de solterón jubilado prematuramente, es hacia la soledad. Y por eso es muy importante estar bien consigo mismo. Y para eso es muy importante conocerse a sí mismo pues cuando una persona no se conoce del todo y está sola, está en compañía de un extraño, lleno de zonas oscuras que le producen miedo. Por eso es importante aprender algo de meditación (ya me empecé a leer meditation for dummies) y conocerse así mismo para iluminar con la luz de la consciencia las zonas oscuras de nuestra propia personalidad y así logra uno sentirse más cómodo consigo mismo, y de paso se va quitando de encima tanta basura psicológica ya nombrada. Y por eso para mí es muy importante poder seguir leyendo y escribiendo, y por eso hice este improvisado artículo a ver si con tanto somnífero puedo seguir al menos escribiendo improvisadamente.


Gracias por leerme.
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Juan Fernando Duque-Osorio

Juan-Fernando es Máster en Ciencias, Biólogo Profesional y paciente bipolar. Su condición lo ha llevado a ser inquieto por lo cual bloguea y da conferencias sobre diferentes temas. Actualmente está interesado en la consiliencia biología-humanidades y la mezcla, por medio de la Psicología Evolucionista, con el tema del trastorno bipolar sobre el cual funciona como psicoeducador de otros pacientes.

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