Resumen: Se habla de las diferentes clases de felicidad que describe Morris en el
libro que se está reseñando aquí. Cuando dejamos de ser cazadores y
recolectores, y empezamos a vivir sedentariamente durante el comienzo del
neolítico, se empezaron a domesticar plantas y animales. La caza real pasó de moda
y se necesitaron sucedáneos de la misma como el circo Romano por ejemplo el
cual actualmente sobrevive como las corridas de toros. Pero hay reemplazos más
civilizados de la caza como la obtención de objetivos en las diferentes
profesiones o los deportes competitivos que se practican actualmente. Hay otros
tipos de felicidad como el altruismo al cual se dedican las personas
caritativas, lo cual puede llevar a querer ayudar, en proporciones masivas, a
individuos de cualquier especie. Para tener momentos de felicidad continuos,
como lo es cuando uno entra en estado de flujo, es muy importante ponerse metas
que sean realistas y estén de acuerdo con las habilidades, porque o sino, se
puede uno sentir decepcionado en un extremo o al contrario aburrido. El cerebro
humano ha crecido tanto a lo largo de nuestra evolución, que ya podemos
disfrutar de la “felicidad intelectual”. Son juegos en los que el cerebro se
divierte así mismo en cosas como la creatividad artística o la investigación
científica. El desarrollo del lenguaje nos dio a los humanos la capacidad
simbólica para dejarse “engañar” por las artes escénicas, por ejemplo, lo cual
puede traer mucha felicidad. Se habla como el abusar de las drogas puede
destruir familias enteras. Se habla de los intensos momentos de placer que
pueden traer, cuando se combinan, cosas como el amor y sexo. Y se hablar de
otros tipos de felicidad como el oír música, la felicidad masoquista, la
adrenérgica de los deportes extremos, etc., para rematar este artículo sacando
algunas conclusiones.
Introducción:
En
este artículo se reseñará, subjetiva y anecdóticamente, el libro “The Nature of
Happinnes” (1) de Desmond Morris, también
disponible en español como “La Naturaleza de la Felicidad” (2). Obviamente viniendo de un antropo-zoólogo
tan famoso como Morris, el libro que nos ocupa aquí, no es uno de superación
personal. Al revés, nos hace conscientes de que los momentos de felicidad son
efímeros y nos explica los principales tipos de felicidad según nuestra
naturaleza. Después de la introducción, habla sobre las fuentes de la
felicidad. Después clasifica los tipos de felicidad, seguido de un capítulo
donde habla de la naturaleza de la felicidad, para terminar con las
definiciones (máximas) de la felicidad según varios autores. Es un libro corto
(175 páginas) muy recomendado para ser leído.
Cuando Morris habla de
la naturaleza de la felicidad, nos retrotrae a la época en que vivíamos con
cazadores y recolectores, desde hace unos 7 millones de años, cuando nos
separamos del linaje de los chimpancés (3)
hasta hace 10,000 años cuando empezaron a surgir las primeras civilizaciones
gracias a los excedentes que producían la domesticación de plantas y animales,
y dejamos de ser cazadores y recolectores. Durante esta época prehistórica, los
momentos de felicidad eran producidos por cosas simples pero importantes como
conseguir comida, protección, mantenerse cálido, salvarse de un predador, cazar
una presa, etc. Pero aclara Morris, en el libro que se está reseñando (1) que en la actualidad no es necesario salir
a cazar animales, que muy probablemente estén en vía extinción, digo yo, para
satisfacer el instinto de cazador. Hay otras formas más civilizadas de obtener
esta felicidad como lo son por ejemplo encontrar en una tienda un artículo raro
que lleva uno buscando por años. Pero el ejemplo más importante de cómo
satisfacer los impulsos de cazador y obtener así sanos momentos de felicidad,
son los deportes competitivos. Estos no son más que la ritualización de la caza
en grupo. Los deportes se empezaron a inventar muy temprano cuando con la
descrita revolución de comienzos del neolítico hace 10,000 años, cuando la caza
real empezó a pasar de moda y se necesitaron sucedáneos para la misma cuando en
este punto del comienzo de la historia pasamos de ser nómadas a sedentarios y
se formaron las primeras ciudadelas. Al principio de la historia (que empieza
con el neolítico) fue un poco bárbaro pues los deportes consistían en cazar
bestias salvajes. Mucho más recientemente, en el coliseo de Roma, grandes
cantidades de animales eran sacados a la arena para ser asesinados para el
deleite de las masas. La idea siempre ha sido que al pueblo se le tiene
contento con pan y circo. Esto empezó a suceder más de 2,000 años atrás,
obviamente en el imperio Romano. El circo Romano todavía sobrevive en la
actualidad como las corridas de toros, que empezaron a ser llevadas a cabo en
España desde el siglo XVIII (4). Aquí
quiero hacer una anotación personal. No estoy de acuerdo con todo el
sufrimiento por al cual se le somete a los pobres toritos de lidia en este
“deporte”; pero la danza del toro con el torero y su capa, la música española,
la apertura de las corridas con las hermosas niñas a caballo que llaman
amazonas y en general la fiesta que gira alrededor de este “deporte” me gustan.
Ya en países como Portugal y Francia, o en las islas baleares de la misma
España, se hacen corridas de toros sin mal tratar ni mucho menos matar a los
toros (4). Otra tradición española, los
encierros y correrías delante de los toros de la fiesta de San Fermín en
Pamplona en julio (5), recrean los
peligros de la caza (1). Pero gracias a
los dioses, y como ya se dijo, la ritualización de la casa en grupo actualmente
ha evolucionado deportes como los de pelota por ejemplo, en los cuales los
conjuntos de cazadores han sido reemplazados por equipos y el culmen de la
caza, cuando se lograba la muerte de la presa, ha sido sustituido por el gol, o
la canasta, o cualquiera que sea el objetivo que da puntos, según el deporte.
En casi todos los deportes modernos incluyen el apuntar o perseguir, dos
elementos fundamentales de la caza primitiva.
Pero hay otras formas
más sutiles de ritualizar la caza y obtener placer en la misma. Y es la obtención
de objetivos. El financista que logra cerrar una transacción o negocio, el
actor que trata de “asesinar” de entretención a su auditorio. Los teletones que
logran sumar la cantidad de dinero que se habían puesto como objetivo. La meta
de un político, al menos de dientes para afuera, es aliviar el sufrimiento de
los pobres. Otro ejemplo pueden ser los científicos que tratan de acercarse a
la cura de una grave enfermedad como el cáncer. Ese es un objetivo de caza muy
loable. O el artista que trata de ‘atrapar’ en el lienzo la pintura perfecta. O
para los que nos gusta escribir, la publicación de un escrito revive la
felicidad de la muerte de un animal que se está cazando.
Altruismo:
Lo
anterior es competitivo. Pero Desmond Morris (1)
también nos habla de la felicidad que brindan los actos cooperativos. El
altruismo el cual, si no se entiende bien, puede ser un problema para la teoría
de evolución por selección natural de Darwin y Wallace (6, 7). Según Richard Dawkins en su muy conocido libro “El Gen Egoísta”
(8) hay varios tipos de altruismo. El más
común es aquel que se dirige a familiares. Al ayudar a parientes estamos
mejorando las posibilidades de que nuestros genes sobrevivan así sea en otro
cuerpo. Hay otros tipos de altruismo. Como animales sociales, no hubiésemos
sobrevivido a nuestra época de cazadores y recolectores, si no fuera con la
ayuda de los demás miembros de la tribu en cuestión. Los moralistas creen que
esto es algo aprendido, pero la verdad es que es parte de nuestra naturaleza el
ayudarnos a nosotros mismos al ayudar a otros miembros de nuestro grupo, manada
o tribu. Esta clase de cooperación trae momentos de felicidad (1, 2).
Altruismo
caritativo en escalas masivas: Algunas personas son capaces
de ver a toda la humanidad como miembros de su propia tribu. Las organizaciones
humanitarias funcionan con este fundamento. Incluso muchos de nosotros (yo soy
biólogo) extendemos nuestra compasión más allá de los humanos para incluir
miembros de otras especies, especialmente si están en peligro de extinción.
Pero hay un problema con las actividades humanitarias y de caridad. Por cada
individuo que se ayude, hay miles más en peligro o en grave situación. Entonces
el momento de felicidad brindado por poder ayudar a cierta cantidad de
individuos, es rápidamente eclipsado al hacerse consciente de que hay miles o
incluso millones de individuos más que necesitan ayuda. Entonces la felicidad
de haber ayudado, se convierte rápidamente en tristeza al darse cuenta de los
muchos que faltan por ser ayudados. Este es el problema de tener expectativas
muy altas y poco realistas.
Mantener
las expectativas sobre uno mismo en la justa medida: Hay
que mantener las expectativas de uno en la justa medida. Porque si uno aspira a
llegar a donde no puede llegar se sentirá decepcionado. Pero si pone las
expectativas muy bajas no asumirá retos interesantes y no alcanzará su máximo
potencial y no será feliz. Nunca entrará en lo que Daniel Goleman [Autor del
libro la Inteligencia emocional (9)]
llama “estado de flujo”; eso quiere decir que nunca entrará en un estado en el
cual se realiza una actividad que no supone ni mucho ni muy poco esfuerzo para
la persona que lo está haciendo. Entrar en estado de flujo produce mucho placer.
Es clave entonces el mantener las metas y expectativas sobre uno mismo en su
justa medida.
Lo triste es que la
mayoría de personas en el mundo tienen trabajos monótonos que no les permiten
disfrutar del placer de entrar en estado de flujo. Grandes masas de individuos,
sobre todo en los países pobres, están condenados a trabajos interminables,
aburridos y repetitivos. Esto está bien para animales como los bovinos por
ejemplo, que vienen programados genéticamente para mascar pasto todo el tiempo.
Pero el trabajo monótono no es adecuado para seres como los humanos, que somos
inteligentes, inventivos y orientados a metas (1,
2).
El
placer intelectual: En contraste con el anterior párrafo, existe
el placer y momentos de felicidad a través del trabajo intelectual. A lo largo
de nuestro desarrollo evolutivo, el cerebro humano ha ido creciendo y
complejizándose a tal punto que podemos disfrutar de la “felicidad cerebral”,
dentro de la cual los actos de inteligencia se tornaron en recompensas en sí
mismos. Hago un paréntesis para agradecerles a mis ancestros que trabajaron muy
duro para que pudiera tener una vida tranquila dedicada a este tipo de placer. El
tal es que el cerebro humano se agrandado tanto que ha llegado a un estadío en
el cual puede sentir momentos de felicidad simplemente al practicar juegos consigo
mismo (1, 2). Estos juegos van de los más
triviales como los de cartas y los de mesa en general, de los cuales el más
célebre es el ajedrez, hasta los más profundos como lo son la creatividad
artística y la investigación científica. Muchos dirán que estas formas
profundas de juego tienen un motivo ulterior como ganar dinero, un concurso o
avanzar en la carrera de cada cual, pero en realidad todos estos son productos
secundarios del proceso de divertirse con estas formas profundas de juegos
mentales. Incluso cuando por ejemplo se escribe un proyecto de investigación,
se incluye un detallado aparte de cosas útiles que traerá el mismo, para
aumentar las probabilidades de ser financiado. Pero en realidad y en el fondo,
la investigación científica se hace por placer del que la practica. Cada
descubrimiento es una presa que se mata en esta caza simulada.
Pero yo estaba llevando
el placer intelectual a un grado de esfuerzo y aspiración que ya no me hacía
feliz. Para entrar en estado de flujo cada día y por más tiempo, haciendo lo
que más me gusta que es lecto-escribir, hasta hace poco yo quería tener el
horario perfecto con un sueño y cronobiología totalmente parametrizados. Me
estaba obsesionando con ser súper-juicioso con las cosas clave que hago a lo largo
del día para llegar a tener un horario perfecto (lo cual es imposible para un
bipolar como yo); para que el día me alcanzara para hacer las actividades que
debo hacer y entrar en estado de flujo realizándolas. Ese anhelo de perfección solo
servía para decepcionarme cada vez que me veía forzado a hacer menores ajustes
a mi fórmula neuro-farmacológica. En pocas palabras me estaba tratando de
formatear de una manera que iba en contra de mi naturaleza. Es cierto que para
estar relativamente estable un bipolar debe hacer ciertas cosas claves como la
toma de fármacos, y la toma de alimentos más o esos a la misma hora, pero esto
no se debe llevar al extremo obsesivo al que yo lo estaba llevando. Y ya
dejando de perseguir compulsivamente un horario de sueño perfecto, el mismo se
ha ido estabilizando espontáneamente. Como dije en mi penúltimo artículo (10) era cuestión de soltar los controles para
que el avión que estaba en pérdida para se estabilizara solo. Ya no aspiro al
horario perfecto entonces ese es un motivo menos para decepcionarme.
Y yo quería tener una
cronobiología perfecta principalmente para tener una disciplina de hierro para
poder publicar libros largos en Amazon. En 2017 logré publicar en Amazon una
“novelita” (666 páginas) ucrónica que se llama “Las Anécdotas de un cuarentón
bipolar en Cali-Colombia” (11). Fue un
total fracaso en ventas. Lo comprobaron algunos familiares y amigos. Eso me
dejó un poco decepcionado por los resultados tan pobres. Llevo tiempo escribiendo
otro, pero académico que se iba a llamar “Psicología evolucionista: un libro de
consulta o guía para cursos universitarios”. A trabajarle a este libro solo me
dan ganas cuando estoy en hipomanía (euforia fuerte). Pero vuelvo a mi ánimo
promedio y se me quitan las ganas. Al menos logré publicar dos artículos largos
sobre el tema en Amazon (12, 13). Entonces
para no decepcionarme, y aun estando bien de ánimo como lo estoy ahora, decidí
dejar el libro de psicología evolucionista congelado. Mis amigos me han oído
hablar mucho de este tema, el libro que ya está estructurado y tiene
aproximadamente un tercio de su contenido listo. Para resumir el cuento, y no
decepcionarme, decidí dedicarme a lo cual tengo entrenamiento desde el pregrado
y es a escribir artículos, dejando por un tiempo la idea de publicar libros en
Amazon, como lo había expresado antes (14).
Los únicos tres textos largos que yo he hecho en mi vida fue el mencionado
libro “Las anécdotas de un cuarentón bipolar” (11),
mi tesis de pregrado (15) y mi tesis de
maestría (16). Es que los libros son como
carreras atléticas largas, de fondo. Eso me demanda mucho más esfuerzo de la
cantidad necesaria para sentir placer. En cambio los artículos, ya sean los de
mi blog o los artículos científicos
serios que tengo publicados son carreras cortas con el grado de
esfuerzo apenas para mis capacidades, lo cual me permite entrar en estado de
flujo cuando los estoy escribiendo. En pocas palabras, y va soñar un poco
triste, fueron 20 años como estudiante y turista académico en la Universidad del
Valle (la segunda universidad de Colombia) para terminar siendo un bloguero.
Pero es lo que me proporciona goce, satisfacción ya que, repito, tiene el grado
de dificultad perfecto para mí. Seguiré leyendo y reseñando libros desde una
perspectiva subjetiva y bipolar, además de publicar otro tipo de escritos como
cuentos por ejemplo.
Capacidad
simbólica de los humanos que nos permite sentir momentos de felicidad
disfrutando de obras de arte como las escénicas: A
través de este libro me di cuenta porque el cerebro humano es tan fácil de
engañar al grado que disfrutamos de obras de teatro, programas de televisión y
películas como si fueran acontecimientos verdaderos, a la vez que somos
conscientes de que es son mentiras actuadas. Es por nuestra capacidad
simbólica. Viéndolo con un poco de objetividad, por ejemplo las letras á,r,b,o,l
no tienen nada en común con un objeto de madera grande que proporciona sombra,
entre muchas otras propiedades. Pero por nuestra capacidad simbólica hemos
aprendido a pensar en dichas propiedades automáticamente cuando vemos dichas
letras en ese orden para formar la palabra árbol. Es una trama que el cerebro
se cree. Por eso podemos disfrutar de las artes escénicas o los libros
novelescos, entre muchas otras formas de arte. Y esto es una forma saludable de
aumentar nuestra felicidad; al menos si comparamos esto último con las drogas [qué
son diferentes a los fármacos como lo expliqué en otro artículo (17)]. Entonces fue gracias al surgimiento del
lenguaje que desarrollamos la capacidad de aceptar la ficción como si fuera
algo real. Dentro de esta categoría, lo que más se consume es la televisión.
Pero una vida dedicada la televisión es un poco embobadora y le quita tiempo a actividades
más provechosas y divertidas como hacer ejercicio físico e intelectual.
En el horario
cuadriculado dentro del cual debemos vivir los bipolares, le dedico máximo tres
horas al día a la TV, incluyendo netflix o las otras series que tengo descargadas
en mi disco duro portátil. Procuro no ver noticieros largos como el de Caracol
TV acá en Colombia que empieza a las 12:30 y termina a las 3:30 pm. Con tres
horas de espacio resaltan muchos hechos puntuales de desgracia que ya son muy
amarillistas, y no estoy interesado en llenar mi cerebro con información
negativa. Según el psicólogo cognitivista Steven Pinker, en un libro suyo que
al español fue traducido como “Los ángeles que llevamos dentro: El declive de
la violencia y sus implicaciones” (18, 19),
la violencia ha ido decayendo con los siglos de la historia humana. Nos estamos
civilizando. Lo que pasa es que el negocio de los noticieros es resaltar lo
negativo. Me gustan las noticias de geopolítica y economía internacional y los
programas de opinión.
Y dentro de las series,
además de las de ciencia ficción, me encanta las comedias situacionales
gringas. La mejor serie que he mirado y que ahora la estoy viendo completa y en
orden ha sido “The Big Bang Theory”. Trata de un grupo de genios que son muy buenos
para la ciencia, pero nulos en cuanto a lo que tiene que ver con inteligencia
social-emocional (9). Ver comedias es
mucho más saludable que ver noticia amarillistas. En un estudio de la
universidad de Indiana, a un grupo de individuos les pusieron a ver
documentales solemnes, y al otro: comedias. Me gustan mucho los documentales
serios, pero el punto es que aquellos que vieron comedias se observó que su
sistema inmune estaba 40% más activo y sus hormonas del estrés habían
disminuido (1). Otro meta-estudio ha
confirmado este efecto de la risa y en general del afecto positivo en el buen
funcionamiento del sistema inmune (20).
Parece que el origen de
la risa está en el llanto. A partir de los cuatro meses, los bebes son capaces
de reconocer a su madre, y cuando ella empieza a jugar con su hijo levantándolo
en el aire y haciendo demás juegos peligrositos, él bebe gutura con placer pues
son peligritos seguros pues está siendo protegido por la misma persona que lo
está exponiendo que es su madre, a quien ya puede reconocer como su principal
protector y proveedor de cuidados. Él bebe recibe dos informaciones
contradictorias:
–
Este juego es peligroso
–
Pero me está protegiendo mi mamá
Parece que la risa viene cuando se emite una
información potencialmente peligrosa que de pronto deja de serlo de un momento
a otro. Esto es lo que los comediantes hacen. Generalmente hablan mal de cierto
tipo de individuos o cierta clase de información, pero los miembros de su
auditorio están en un lugar donde es seguro reírse. Es parecido al placer que
sienten los aventureros cuando pasa el burst de adrenalina una vez se ha
superado un peligro. Pero, a diferencia de lo inmediatamente anterior, la risa
surge cuando se ha superado un peligro que no era real (1).
La
vida dedicada a las drogas no es vida: Como bien lo dice Desmond
Morris, en el libro que se está reseñando acá (1,
2), la vida dedicada al placer químico de las drogas no tiene sentido
porque es la búsqueda de placeres momentáneos que a la larga traen más dolor
que felicidad. En otras palabras, las drogas violan una de las máximas de
Epicuro (21):
“Disfruta de un placer
siempre y cuando el mismo no te traiga un sufrimiento mayor en el futuro. Y
sométete a un sufrimiento siempre y cuando te produzca un placer mayor en el
futuro”
Es una forma de sentir
placer de una forma sana y sostenible en el tiempo, lo cual es muy diferente a
la miopía insana que propone el tropicalismo, el cual propende por ponerse a
disfrutar de los placeres de forma desmedida, como si no hubiese un mañana. En
cuanto a los fármacos vs drogas, y lo mucho que lo molestan a uno como por
estar tomando “drogas”, veamos la diferencia más en detalle: Las drogas violan la relación costo/beneficio o
cambiando el numerador por denominador, la relación sosteniblemente de
placer/sufrimiento que nos enseñó Epicuro. Las drogas dan placer en el momento
de ser consumidas. Pero causan mucho daño en el mediano y largo plazo. Los
medicamentos, al contrario, generalmente no producen placer al consumirlos
pero, correctamente recetados y tomados, producen bienestar en el mediano y
largo plazo (17). En cuanto a las drogas,
y de acuerdo al significado que se le está dando aquí, Morris (1, 2) aclara que los momentos de felicidad que
estas brindan traen el costo de la adicción. Entonces cada vez se necesitan
mayores dosis con más frecuencia, y el adicto no puede pensar en otra cosa, y
se va hundiendo en un espiral que puede destruir su vida.
Drogas legales: Las drogas
legales o suaves, como las llama Morris (1, 2),
que son el té, café, tabaco y alcohol pueden producir placer, sin causar mucho
daño futuro, si son tomadas con moderación; pues por ejemplo el alcohol tomado
en exceso, y dependiendo de la susceptibilidad del individuo, puede traer un
problema del alcoholismo que puede destruir familias enteras. El tabaco, aunque
es legal, también es una droga que puede causar muchos problemas como cáncer y
enfermedades respiratorias. Yo empecé a fumar tabaco, al principio de los
1990s, durante mi adolescencia cuando cursaba mi pregrado en la Universidad del
Valle sede Meléndez en Cali-Colombia. Al principio uno consume poco y no le
hace falta pero ya hacia los años 2000s estaba consumiendo unos 10 cigarrillos
diarios. Desde el 2008 me puse a la tarea de dejar el tabaco y me tomo 7 años
lograrlo definitivamente. El último cigarrillo que me tomé fue el 15 de marzo
de 2015. Eso fue un logro. Si una persona joven está leyendo esto, por favor no
empiece con este hábito, pues cuando sea adulto, su superyó Freudiano le
exigirá dejar este vicio. En otras palabras llega el momento en que uno quiere
poner orden y salud en su vida, y la nicotina es una de las drogas venenosas
más adictivas de las que se tiene noticia (22,
23). Por favor ni siquiera
empiece de a poquitos.
La
marihuana es cuento diferente. Es mucho menos adictiva que la nicotina. Sin
embargo consumida en exceso también puede traer un problema de adicción.
Además, fumada, reciente a los pulmones. Pero consumida muy de vez en cuando no
supone un problema, siempre que uno lo haga con responsabilidad y en un
ambiente adecuado. Yo lo hago aproximadamente una vez cada dos años.
Mi sobredosis de marihuana: Sin embargo, hubo un día que la marihuana si fue un problema
para mí. Mi papá murió el 26 de noviembre de 2007 en Cali. Esa pérdida,
recrudeció mi bipolaridad y afectó mucho mi talón de Aquiles: el sueño. Además
de que me puso malgeniado y agresivo. Hacia el 2008 y para poder dormir, un día
se me ocurrió probar hacerlo con marihuana, planta que ya había consumido antes
con propósitos recreativos. Pero ese día empecé a fumarme un cigarrillo de esta
planta y no sentía ningún efecto. Era un cigarro grandecito y empecé a pensar
que el vendedor me había engañado, vendiéndome un producto con muy poco
canabinol. Entonces me fume ese cigarro rápido y solo. Cuando me paré de la
silla empezó el efecto y me empecé a sentir muy mal. Recuerdo que le empecé a
gritar:
–
Ma, ma, me dio la traba maluca
Menos mal estaba una amiga de
mi mamá quedándose en nuestro apartamento y ella ayudó a tranquilizarme. Me dio
una paranoia que si me cantaban la canción de los “pollitos dicen pio pio pio…”
me daba miedo. Soy ateo pero la amiga de mi mamá era muy católica. En medio de
mi trance maluco yo empecé a decir:
–
Ay dios mío, ay dios mío
Y la amiga de mi mamá me dijo,
viste que sigues siendo católico. El tal es que nos tomó como tres horas el
tranquilizarme hasta que me pude dormir. Pendejamente me gané una sobredosis de
marihuana. Desde eso lo hago muy esporádicamente en cantidades muy bajas solo
para marearme un poquito y dormir bien. A la hora de la verdad es más dañina la
nicotina que la marihuana. Pero como esta última produce más placer cuando se
consume recreativamente, entonces ha sido satanizada. Pero poco a poco está
siendo legalizada, incialmente con fines médicos pero algunos estados como
Uruguay y Colorado ya permiten su uso recreativo (24, 25). La clave en el
uso de estas drogas “suaves” está en la moderación, y los adolescentes no son
hábiles en esto. Personas muy jóvenes consumen drogas como la marihuana para
estar tranquilos para realizar un robo por ejemplo. Esto ya es otra historia.
Como se vea el uso recreativo de la marihuana depende mucho de la edad y nivel
socio-cultural del consumidor. En todo caso no estoy de acuerdo con permitir la
dosis personal, que dizque para el desarrollo libre de la personalidad (26). Esto lo que permite es que lo
expendedores de drogas se camuflen bajo esta posibilidad para llegar a los más
jóvenes que por su curiosidad y falta de madurez, son los más adeptos a empezar
a consumir drogas psicodélicas. Algunos de estos niños y adolescentes las
dejarán cuando avancen en edad. Pero otros muchos quedarán atrapados en la descrita
espiral de adicción que destruye vidas y familias.
La
felicidad que brinda el amor: Cuando nuestros ancestros
adoptaron el estilo de vida de cazadores y recolectores, surgió una nueva forma
de apego rara en otros primates. Cuando los machos tenían que salir a largas
faenas de caza mientras que las hembras se dedicaban a sus actividades recolectoras,
esto creo nuevos problemas. ¿Cómo se iban a mantener los lazos entre las
parejas a modo de llevar a buen término la crianza de los infantes, si los
machos y hembras mantenían mucho tiempo trabajando separadamente? Los machos
llegaban con los resultados de la caza y las hembras iban a querer estar ahí
para su regreso. Entonces, surgió, evolucionistamente hablando un poderoso
apego entre machos y hembras individuales para que la división del trabajo
(caza y recolección) pudiese funcionar (1, 2).
El crecimiento filogenético del cerebro humano hizo que la crianza requiriera
mucho más tiempo que en otros primates y mamíferos en general. Entonces parece
que así nació el amor romántico. Esto permitió que se, a diferencia de otros
primates, y en adición al cuidado maternal, surgiera el cuidado paternal. Este
poderoso lazo que llamamos amor, es de relativa larga extensión en el tiempo, a
modo de asegurar la correcta programación y educación de infantes con grandes
cerebros antes de la llegada de la adultez del infante. Pero la crianza de un
infante humano puede tomar una o dos décadas, lo que hizo que además del
cuidado del padre, se necesitara la ayuda de la familia extendida. Es así es
como se necesita la ayuda de los abuelos también. De pronto por eso es que los
mismos sienten tanto placer al cuidar y jugar con sus nietos. El otro elemento
es la longevidad de nuestra especie. Parece ser que uno de sus factores
causantes fue el ya nombrado largo período de crianza de los infantes. Pero
pienso además que las mujeres viven tanto después de que yo no se pueden
reproducir, a partir de la menopausia, precisamente para esto, para ayudar a
sus hijos a la crianza de los nietos.
Amor
y Sexo: Es bien sabido que el sexo es diferente al amor verdadero.
La práctica del sexo trae momentos de felicidad intensos. Y los intentos por
coartarlo ha hecho que pase de lo élegamente erótico a cruda pornografía. Por
otros lado, el sentimiento de del amor platónico trae sus propios picos de
etérea felicidad. Pero cuando los amor y sexo se combinan el resultado es una
emocionalidad intensa que pueden proporcionar uno de los momentos más agudos e
intensos de felicidad a los seres humanos (1, 2).
Música:
Otras
actividades que traen momentos de placer son la música y danza. Cuando se practican
intensamente, permiten que los centros de control superiores del cerebro, se
olviden de las preocupaciones y demás, entregando el movimiento relajado del
cuerpo al ritmo de la música o lo que sea que esté oyendo y que haga bailar a
la persona en cuestión. Pero hay personas que no pueden enfrentar el hecho de,
aunque sea brevemente, dejar de tener el control y dejarse llevar por el ritmo.
Cuando yo era joven, disfrutaba mucho de bailar música salsa y me dejaba llevar
por las fiestas y conciertos, de tal forma que fui un rumbero de Juanchito
(sitio de las discotecas a lado de Cali-Colombia) a Nueva York. Pero hay
personas para las cuales dejarse llevar por la música es algo impensable y no
pueden disfrutar del placer rítmico. Incluso si van a un concierto, van a
aquellos de música que excite los altos centros del cerebro, como la música
clásica, la cual es orquestada con un ritmo estable con complejas variaciones
de velocidad y pauta (1, 2). Yo no sé
mucho de música clásica. Pero ahora que estoy con más años, disfruto mucho de
la música que yo considero es la clásica de nuestros días. Me refiero a las
bandas sonoras de películas. En todo caso no sé qué me está pasando pero cada
vez disfruto más de este tipo de músicas instrumentales. Algo está pasando con
la maduración reciente de mi cerebro pues ya no disfruto de la fotografía ni de
la televisión tanto como lo hacía antes. Ahora en vez de imágenes visuales,
prefiero la música. Tengo que averiguar por qué me está pasando esto, desde un
punto de vista neuropsicológico, pues soy capaz de pasar días enteros en mi
hamaca oyendo música. En todo caso en el fondo el placer de oír música y más
allá, el de dejarse llevar por el ritmo, está el hecho que durante estos
trances, el cerebro secreta endorfinas (palabra que significa morfina interna)
y anandamida (en sanscrito ananda significa felicidad) lo cual puede traer
momentos de intensa felicidad.
Felicidad
masoquista: Hay personas retorcidas que gozan sintiendo o
infringiendo dolor. De una forma más precisa, el agresor quiere infringir los
mismos tipos de placer masoquista que siente pero a otros. Un clásico ejemplo
de esto fueron los talibanes en Afganistán y Pakistán, quienes prohibieron,
formas simples de placer como el escuchar música, ver televisión, ir al cine o
bailar, con tal de que los demás sintieran el doloroso placer de su fanatismo
religioso islámico yihadista. Malala Yousafzay (27)
es una activista, bloguera y estudiante universitaria de 22 años que sufrió un
atentado contra su vida en Pakistán cuando tenía 15 años, por lo cual ahora
vive en Inglaterra . Los talibanes querían acabar con su vida por su activismo
en pro de las libertades y especialmente del derecho de las niñas a estudiar.
Fue la persona más joven en ganar un premio nobel en cualquiera de sus
categorías, cuando en 2011 le fue otorgado el de paz.
Felicidad
hedonista y su contraparte extrema: Dice Desmond Morris en su
libro sobre la felicidad (1, 2) que los
individuos que viven más de 100 años tienden a ser relajados en cuanto a la
toma de comida, bebidas alcohólicas y otros placeres básicos. Madame Jean
Calment, una francesa que tiene el record mundial de longevidad, tomó, fumó y
comió comida grasosa, como el foie gras, la mayor parte de su vida. Cuando
llegó a las 117 años de edad, los médicos trataron de persuadirla para que no
fumara ni tomara más, pero fue inútil. Lo continuó haciendo hasta que cumplió
122 años, edad en la cual murió. Obviamente si uno come, bebe o fuma demasiado,
la salud va sufrir. Pero igualmente si se obsesiona con el cuidado con el
cuidado de sí mismo, también va a enfrentar riesgos de salud. Tomemos el
ejemplo del vegetarianismo. Los humanos no evolucionamos para eso, y parte de
nuestro éxito evolucionista estuvo en combinar carne con vegetales para tener
una dieta saludablemente balanceada y omnívora. Evitar comer carne es negar la
naturaleza humana. Entonces, siguiendo el principio griego antiguo de dorado
punto medio o aureas mediocritas (28), la
idea correcta es la moderación en cuanto al disfrute de estos placeres.
Felicidad
adrenérgica: Hay personas que gozan con el peligro. Pero el
momento exacto del pico de felicidad es cuando se supera el peligro. Esto da un
burst de adrenalina que ha provocado la proliferación de todo tipo de deportes
extremos, por un lado, pero también ha dado origen al placer de apostar en
casinos y este tipo de juegos. En ciudades como Nueva York y Londres, hay
jóvenes que se trepan en la parte de atrás de los trenes con el objetivo de no
resultar echados del tren que va a gran velocidad. No siempre lo logran
llegando a ver resultados letales para ellos mismos (1, 2).
Felicidad
tranquila, el meditador: Es una forma de felicidad en la cual el
meditador emprende un camino espiritual que lo aleja de lo mundano y lo
introvierte en sí mismo por medio de la meditación, ya sea por motivos
filosóficos o religiosos. Este tipo de felicidad es difícil de entender, porque
nuestra naturaleza es ser una especie curiosa, energética y predadora. Para los
más activos, como los que obtienen felicidad de superar peligros, la acción
está afuera y no dentro del cráneo del meditador.
Felicidad
religiosa: Puede estar relacionada con la anterior.
Depende de que el individuo que la disfruta, tenga una fe ciega de acuerdo a
determinada religión. Si pensamiento o discusiones analíticas o incluso el
sentido común entraran en escena, toda la fe se perdería, como bien no lo
explica Richard Dawkins, en su libro “El espejismo de dios” (29, 30). Hay varias explicaciones para el
comportamiento religioso (31). Pero
Morris, en el libro que se está reseñando aquí (1,
2), se enfoca en el hecho de que cuando somos bebes y niños, la mayoría
de nosotros contó con la protección de padres amorosos, y cuando somos adultos
queremos revivir esa felicidad adorando a un “padre celestial” como se diría en
la tradición cristiana.
Conclusiones:
Para
Morris la definición de felicidad es el surgimiento repentino de placer cuando
sentimos que algo a ha mejorado (1). Para
algunos el logro de una ambición trae momentos de mucha felicidad mientras que
para otros el ponerse metas fuera de su alcance es fuente de profundas
decepciones. Como ya se ha dicho aquí, es entonces muy importante ponerse metas
que estén justamente ajustadas para nuestras habilidades y conocimientos. El
ponernos metas difíciles pero alcanzables nos permiten disfrutar de la emoción
de lograr una caza simbólica. Deportes con objetivos modestos nos pueden traer
momentos de felicidad. Yo por ejemplo me conformo con bajar y nadar 20 veces la
longitud de la piscina en donde vivo que es de 12.5 mt y después subirme, desde
el sótano, los 10 pisos a pie que me llevan de regreso al apartamento donde
vivo. Con hacer dos o tres veces por semana quedo más que satisfecho. Los
deportes proporcionan felicidad competitiva y en mi caso es una competencia
conmigo mismo pues muchas veces no tengo la suficiente fuerza de voluntad para
hacer deporte. Esto me pasa cuando me pongo disfórico (depresión muy leve) pero
afortunadamente mi condición bipolar ha madurado a tal punto (tengo 45 años y
llevo lidiándola 31) que los momentos de ánimo bajo son ahora muy pocos y
fáciles de manejar. Cuando me da una disforia incluso la disfruto pues pongo mi
habitación a poca luz, oigo música relajante y me pongo a pensar y resulto es
divirtiéndome.
Dado que somos
animales, aunque unos inusualmente inteligentes, disfrutamos de intensos
momentos de placer cuando nuestros deseos carnales, sean sexo, comida, bebida y
comodidad son satisfechos. El hecho de que compartimos ciertos apetitos con
otros animales avergüenza a algunas personas, sobre todo por motivos religiosos
(1, 2). Por lo menos en la tradición
judeo-cristiana, se ha puesto al ser humano en un pedestal superior al de los
demás seres. Esto se llama antropocentrismo y no está en línea con la teoría de
evolución por selección natural de Darwin y Wallace (6, 7). Hay que ser conscientes que, al menos desde un punto de
vista estrictamente biológico, somos solo un animal más. El creernos superiores
ha llevado a que a lo largo de la historia abusemos de otros animales que
también sienten y más aún que estemos destruyendo la biosfera del planeta, aun
sabiendo que la tierra es, por ahora, nuestro único posible hogar.
Una forma de tener más
momentos de felicidad es combinar, con moderación, las fuentes saludables de la
misma, lo cual ya se ha resumido aquí. También se concluye que si se hace un
estudio evolucionista de la felicidad, si un individuo se encuentra en
condiciones que sean compatibles con la naturaleza humana, el chance de que
momentos de felicidad ocurran va a ser significativamente aumentado (1). Otra conclusión es que contrario a la
opinión popular, el nivel de felicidad no está relacionado con la educación,
edad o nivel de riqueza financiera. Las diferentes clases de personas
encuentran felicidad (o infelicidad). Además el multimillonario está tan
ocupado produciendo más riqueza (objetivo que simboliza caza) y cuidando lo
mucho que tiene, que resulta teniendo poco tiempo para de verdad disfrutarlo de
sus privilegios. Además, como dijo Steve Jobs, fundador de Apple discurso antes
de su muerte (32), a la riqueza uno se
acostumbra; si el richachón no combina otras fuentes sanas de felicidad de
forma moderada, pronto llegara la monotonía y con ello el aburrimiento. O se
verá esclavizado en vida de arduo trabajo para conseguir más riquezas (presas)
como ya se dejó entre ver.
Hay personas alegres y
optimistas que encuentran placeres escondidos casi en cualquier situación. Esto
se ve exagerado en nosotros los bipolares cuando estamos eufóricos, hipomaníacos
o maníacos, dependiendo de la severidad de la condición. En estos estados la
autoestima y la verborrea (producto de la rápida fuga de ideas) suben, y se
tiene una sensación de éxtasis casi continuo. Se ocurren muchos proyectos
extravagantes y el individuo cree que los puede llevar a cabo a todos a la vez.
Mi bipolaridad estuvo dura cuando se manifestó a los 14 años. Yo tenía la
proclividad genética pero el factor disparador fue el traslado de Cali a
Bogotá. El cambio de ambiente me altero mucho en menos de un año de estar
viviendo en la capital de Colombia. Mi primera subida de ánimo fue una manía
completa con acciones que no recuerdo, con lagunas en la memoria y demás. Ya
mucho más maduro se me complicó otra vez, por varios años, cuando mi papá murió
en noviembre del 2007. Tenía yo 33 años (ahora tengo 45) y recién en los
últimos años es que ha notado progreso otra vez en cuanto a la evolución de mi
condición bipolar. Recientemente, manipulando los fármacos que he tomado toda
la vida y mis horarios, estoy logrando mantener una euforia leve constante. Eso
me tiene muy contento. Si dura más de un año, esto da para un artículo
completo.
A lo largo del presente
artículo he estado hablando indiferentemente de placer y felicidad como si
fueran lo mismo y eso no es así. Como ya lo resalte Morris dice que la
felicidad se siento por breves momentos cuando sentimos que algo en nuestra
vida mejora. Es una definición muy restringida con la cual no estoy mucho de
acuerdo, sobre todo cuando examinamos lo que tiene que decir mi filósofo
favorito, Epicuro, sobre el placer. Este filósofo nos enseñó que la ausencia de
dolor es placentera, y el placer sano y sostenible en el tiempo es la fuente de
la felicidad (21). Por lo tanto si las
cosas sencillas y básicas de la vida van bien la mayoría del tiempo, se puede
sentir placer la mayoría del mismo, lo cual traería una felicidad como un tipo
de interferencia de fondo placentera casi todo el tiempo. Epicuro merece un
artículo aparte pues su hedonismo es generalmente interpretado como algo
malsano, cuando en realidad nos invita a disfrutar de los placeres sanos de una
forma moderada y sostenible en el tiempo, lo cual, como ya se dijo, excluye el
abuso de las drogas, del tipo que sean.
Gracias por leerme,
Juan-Fernando Duque-Osorio.
MSc.
Master en Ciencias
Básicas Médicas
Biólogo Zoólogo
Profesional
Escritor Aficionado y
Consultor
Celular y WhatsApp:
+57-(320)-695-5558 | Telefax: +57-(8)-271-0952
Lugar de Residencia |
Residence Place:
Puente Alto del Vergel
Ibagué-Colombia
Literatura Citada:
1. Morris D. The Nature of Happiness. Little
Books, Limited; 2006.
2. Morris D. La naturaleza de la felicidad. Editorial Planeta Mexicana; 2006.
3. Roberts A. Evolution The Human Story. 2 ed.
Dorling Kindersley Limited; 2018.
4. Corridas de toros sin sangre ni muerte son
posibles; estos sitios los demuestran. México. El Universal; 2017. Disponible
en: http://bit.ly/31E7zRk.
Consultado el 13-Ago-2019.
5. ¿Qué es Sanfermín? Pamplona, España.
Disponible en: http://www.sanfermin.com/es/guia-de-la-fiesta/que-es-sanfermin/.
Consultado el 13-Ago-2019.
6. Darwin C, de Zulueta A. El origen de las
especies por medio de la selección natural. Catarata;
2009.
7. Darwin CR. On the Origin of Species by Means of Natural
Selection, or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life. 1
ed. Londres. John Murray; 1859.
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Bolsillo; 2017.
10. Duque-Osorio JF. Mi bipolaridad ha mejorado
muchísimo excepto en el sueño que parece que con la edad se va dañando:
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Duque-Osorio. MSc.; 2019. Disponible en: https://www.juanferduque.com/2019/07/mi-bipolaridad-ha-mejorado-muchisimo.html.
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11. Duque-Osorio JF. Las Anécdotas de un
Cuarentón Bipolar en Cali-Colombia. Amazon Independent
Publishing; 2017. Disponible en: (Amazon: https://amzn.to/31AkVxR | Google Books: http://bit.ly/31EYOXg)
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Una Breve Introducción. 2nd ed. Amazon Independent
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