Mi última entrada fue sobre la muerte de mi papá. El será el mejor amigo de toda mi vida, y se me fue ya hace cuatro años. Eso produce un dolor que ha amainado un poco, pero que siempre me acompañará. Afortunadamente me quedan muchos años con mi mejor amiga: mi mamá. Y todavía no quiero pensar en el gran dolor que me producirá su partida. Pero también he estado pensando en los amigos diferentes a mis padres y hermana. Miro para atrás y me sorprendo de cómo cambian las circunstancias, y en particular la gente con la que uno interactúa. En el colegio, barrio y la universidad uno cree que los compañeros más cercanos van a ser amigos efectivos para siempre. Pero desafortunadamente no es así. Siguen siendo amigos de uno, pero como en una especie de archivo pasivo. Los amigos del pasado se convierten en caras que uno ve de vez en cuando en el Facebook. Pero ya no son amigos efectivos, ya no pertenecen a un archivo activo. Y los amigos de ahora seguramente también pasarán algún día al archivo pasivo. La gente se casa, migra, se aleja, se enclaustra, etc. Lo ideal sería tener un excelente parche estable para toda la vida, alrededor del cual hubiese una población flotante, todo lo cual le daría uno a la vez estabilidad y la posibilidad de conocer gente nueva al mismo tiempo. Pero este estado ideal de cosas se cumple solo por períodos de tiempo limitados. Esa es una de las razones por las cuales las series en general, pero en particular las gringas (que son las que veo) gustan tanto.
De pronto el epítome de esto ha sido la exitosísima serie cómica de los 90s “Friends”, en la cual se muestra un muy cercano y estable grupo de amigos durante seis años, alrededor del cual hay una pequeña población flotante de personajes que le proporcionan algo de novedad a la serie:
Otra de mis series favoritas, pero de ciencia ficción, fue Star Trek Voyager. En general las series como Star Trek, que pertenecen al subgénero de Ciencia Ficción llamado Opera Espacial, se prestan para mostrar parches estables, pues muestran tripulaciones que son grupos de compañeros, o mejor amigos, que son cercanos durante varios años. El caso de Star Trek Voyager es especial porque, además de ser la única serie de Star Trek donde se muestra un capitán mujer (Kathryn Janeway), muestra las aventuras de una nave de la Federación (USS Voyager) atrapada en el Cuadrante Delta a 75 mil años luz de la Tierra. El viaje de vuelta a nuestro cuadrante alfa de la vía láctea, les tomaría inicialmente 70 años. Lógicamente este tiempo fue aminorado 10 veces por acontecimientos acaecidos a lo largo de la historia, pero particularmente por la intervención de la almirante Janeway desde un futuro alterno en el capítulo final. De todos modos nos muestra un parche de unos 10 protagonistas (oficiales principales, tripulación total de 150 aproximadamente) que iban a estar juntos durante toda la vida. Repito, al final el viaje de regreso a nuestro cuadrante se redujo a 7 años, pero aún así esto es bastante tiempo para un grupo de amigos tan cercano y estable. Esto, repito, rara vez se en la vida real.
Entonces parte del éxito de estas series es porque muestran un grupo de amigos estable (los protagonistas) durante varios años. En la vida real yo nunca he experimentado eso. He tenido grupos de amigos estables por unos pocos años. Pero un parche efectivo, actual y estable durante muchos años, nunca. Puede ser por mi modo de ser, pero eso es lo que yo veo en la vida real en otros parches diferentes a los míos también.
Muchas veces esa inestabilidad en cuanto amistades me lleva a preguntarme si no es mejor dejar de invertir recursos y esfuerzo en conocer gente nueva y quedarse solo y ya. Pero somos animales sociales y por lo tanto para convertirse en un ermitaño se requiere un arduo entrenamiento mental de décadas, con el cual por lo menos yo, lógicamente nunca contaré. La otra razón por lo cual es muy difícil quedarse solo es por la necesidad biológica (culturalmente reforzada) de conseguir pareja. Pero a esto, como a la mayoría de las cosas en la vida, hay que aplicarle la lógica del terrorista de Estanislao Zuleta. Se trata de la lógica de los extremos. O en palabras Hollywoodenses: “Hope for the best and get ready for the worse”. Aspirar al mejor escenario (Best Case Scenario: BCS) y a la vez alistarse para lo peor (Worse Case Scenario: WCS). En ese orden de ideas, llevo varios años acostumbrándome exitosamente a estar cada vez más solo (WCS) a la vez que busco conocer siempre gente nueva que me aporte bastante, sobre todo desde el punto de vista cultural. Mi BCS, sobre todo desde que llegué a Ibagué, es constituir y/o infiltrarme en un parche intelectualoide bien bacano (en esto ya se ha avanzado muchísimo este año. Mejor dicho, ya es un proceso que está andando solo), con una buena población flotante (sobre todo de carácter femenino. Esta es la parte difícil) y más adelante conseguirme una novia estable y con proyección a futuro (ya me estoy cansando de tener novia por diversión solamente) que sea compatible conmigo en lo sexual, filosófico, social y económico. Es un BCS bien ambicioso. Pero lo logro o me quedaré solo (WCS), viviendo una vejez relajada y sobre todo con la tranquilidad que brindará el haber tratado de lograr el BCS. Probablemente por eso Estanislao Zuleta le llamó lógica del terrorista: porque se logra el objetivo o se está listo para morir (a veces metafóricamente, a veces literalmente) en el intento.
Y al final, esta inestabilidad en cuanto a los grupos de amigos, lo obliga a uno a estar socialmente activo, a estar conociendo gente nueva todo el tiempo, etc. Y esto lo lleva a uno a aprender a interactuar y aprender cosas útiles e interesantes de todo tipo de gente. Afortunadamente a lo largo del camino van quedando unos pocos amigos que parece que si son efectivos para toda la vida.