mayo 5, 2021
Comparación Depresión con Dolor Físico, Divulgación Académica, Evolución Biológica, Fitness, Motivación, Pleistoceno, Sistema Premio-Recompensa, Trastorno Bipolar

Evolución de la Depresión como Mecanismo Disuasivo que Falla en el Trastorno Afectivo Bipolar (TAB)

Resumen: La depresión en sí no es adaptativa pero la amenaza de la misma y la posibilidad de sentir euforia sí tiene sentido evolucionista. Así el individuo se motiva a mejorar su fitness. En la bipolaridad este sistema de castigo (depresión) y recompensa (euforia) está hiperactivado [depresión profunda y euforia exagerada (manía)] y dicho sistema ya no funciona. El entender evolucionistamente la depresión en individuos “normales” puede llevar avances que conduzcan a la cura de patologías como el TAB.

Procedencia de las Imágenes, de izquierda a derecha y de arriba abajo: Depresión vs Dolor: Imagen modificada de Roci Arévalo, CreativeCommons BY-SA 4.0 via Wikimedia Commons. Mujer Deprimida: Imagen de Enrique Meseguer en Pixabay tomada bajo licencia libre. Hombre Eufórico: Imagen de mohamed Hassan en Pixabay tomada bajo licencia libre. Mujer Castigada y Oprimida por una Mano: Imagen de akiragiulia en Pixabay tomada bajo licencia libre. Muñeco Premiado: Imagen de Peggyund Marco Lachmann-Anke en Pixabay tomada bajo licencia libre. Motivation: Imagen de Gerd Altmann en Pixabay tomada bajo licencia libre. 

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Daniel Wittman de la Universidad de California en Santa Cruz EUA, en su artículo del 2014 “Darwinian Depression” [1] hace una extensa revisión en la que fundamenta su crítica a las explicaciones convencionales que da la Medicina Darwiniana [2] para que algo como la depresión, en términos generales, no haya sido eliminada por la selección natural. Wittman, en el artículo que se está reseñando aquí [1], aclara que habla de dos tipos de depresión: la exógena o causada por eventos externos como la pérdida de un ser querido y la depresión propia de los desórdenes del ánimo como el trastorno bipolar que son endógenas al ser causadas por desbalances neuroquímicos internos. Cabe también aclarar que la Medicina Darwiniana [2], inicialmente propuesta por Randolph M Nesse MD de la Universidad de Michigan en EUA y George C. Williams PhD de la Universidad Estatal de New York en Stony Brook, tiene como premisa principal el hecho de que vivimos en un ambiente muy diferente comparado con aquel en el cual evolucionaron las características distintivamente humanas durante el Pleistoceno (2.5 millones a 10,000 años atrás), lo cual puede en parte explicar las enfermedades de las cuales sufrimos ahora. 

El mejor ejemplo de esto sería la obesidad. Durante el pleistoceno la comida no abundaba como ahora en nuestro medio actual, por lo cual estamos programados genéticamente para comer hasta la saciedad pues el cuerpo no sabe hasta cuándo debe aguantar hambre para volver a comer. El problema es que ahora, especialmente en los países ricos o de renta media, la comida abunda, entonces el individuo come más de lo que su cuerpo necesita, presentándose problemas como el sobre-peso y la obesidad. Esa discordancia entre el ambiente en el cual evolucionamos en el pleistoceno y el actual, explica condiciones como la repasada en este párrafo. A explicaciones como esta es que la medicina darwiniana trata llegar cuando se tratan de condiciones como la depresión, la cual no es no se puede explicar tan fácilmente, desde el punto de vista evolucionista, como la obesidad.

En un post pasado [3] veíamos que las explicaciones evolucionistas de la depresión a las cuales más énfasis hacen Lance Workman PhD, profesor de la Bath University y Will Reader PhD de la Sheffield Hallam University, ambos en el Reino Unido, en su espectacular libro de “Psicología Evolucionista” [4] son las siguientes:

– Declinación del Estatus Social o Hipótesis de la Competencia Social: La depresión ha sido considerada como una respuesta a la intolerabilidad a tener un estatus social bajo (en las jerarquías de las sociedades de cazadores y recolectores de las que hacíamos parte en el Pleistoceno) lo cual después evita que el individuo que está deprimido rete a otros de alto rango y muy posiblemente más fuertes. En otras palabras, la depresión resulta de una falla en resolver conflictos interpersonales en cuanto a las relaciones de dominancia. Dentro de este modelo, la depresión surge por una inhabilidad de subir en la jerarquía social. El estado depresivo permite que el individuo acepte la derrota.

– Explicación Pleiotrópica (este término se refiere a que genes que pueden codificar para varias características): De acuerdo a este modelo, genes que aumentan la aptitud reproductiva de un individuo (porque confieren belleza o creatividad) también pueden hacer que el individuo sea propenso a la depresión. Este punto es importante pues la escritora y psicóloga bipolar Kay-Redfield Jamison PhD, profesora de psiquiatría en la Universidad de Johns Hopkins, localizada en Baltimore, Maryland EUA, ha estudiado a fondo la relación entre creatividad artística, sobre todo habilidad para escribir, y enfermedad bipolar, lo cual ha dejado plasmado en su emblemática obra de 1998 “Marcados Con Fuego: La Enfermedad Maniaco-Depresiva y el Temperamento Artístico” [5-7].

Pero estas, y otras explicaciones que veremos a continuación, son retadas por Donald Wittman en el artículo que se pretende reseñar en este post  (“Darwinian Depression” [1]). La amplia existencia de la depresión a lo largo de las culturas es un rompecabezas para la teoría evolucionista pues la prevalencia de un carácter, especialmente en los años reproductivos, debe ayudar precisamente a eso, a la reproducción, pero la apatía que causa la depresión va en contra de esto, por lo cual Wittman dice que la depresión no es adaptativa desde el punto de vista evolucionista. En biología todo tiene que ver con teoría evolutiva, y dentro de esta última casi todo tiene que ver con reproducción pues para que haya evolución, los genes deben pasar de una generación a otra. Es más, quizás el biólogo más importante del planeta, Richard Dawkins quien ha sido profesor de la Universidad de Oxford y California, en su emblemática obra “El Gen Egoísta” [8] nos demuestra cómo los genes nos utilizan a nosotros, los seres vivos, como tarros desechables por medio de los cuales perpetrarse de generación en generación. Y aunque en la actualidad (estamos en el Antropoceno, el cual pudo haber empezado a mediados del siglo XX [9]), viendo como la plaga humana ha enfermado el planeta, entre menos nos reproduzcamos mejor; pero al hablar de caracteres como la depresión, que no han sido eliminados por la selección natural, se debe tener en cuenta la reproducción, especialmente cuando evolucionaron nuestros caracteres humanos distintivos que, repito, ocurrió durante el Pleistoceno (2.5 millones a 10,000 años atrás).  

En el artículo que se está reseñando acá [1], Wittman cita a otros autores que dan explicaciones al hecho de porqué la depresión no ha sido eliminada por la selección natural. Hay autores que piensan que la depresión permite que la persona se detenga a pensar y se enfoque en un problema determinado y así encontrarle buenas soluciones al mismo. Otros autores piensan que la depresión le permite a la persona afligida el que otros miembros de su grupo cercano, “carguen parte de sus problemas”, aumentando de esta forma su aptitud reproductiva. Otra explicación repasada por Wittman es la hipótesis de la competencia social que ya fue explicada antes en este artículo y más ampliamente en un post anterior de este blog [3]. Wittman también cita a Randolph Nesse, quien, como ya se dijo, es el padre de la Medicina Darwiniana [2]. Nesse propone que estar deprimido puede ser adaptativo pues evita que la persona afligida tome riesgos llevando a cabo actividades que pueden, además de ser peligrosas, proveer una recompensa o resultado negativo [10].

Wittman [1] argumenta que la depresión en sí no es adaptativa evolucionistamente hablando. Lo que es adaptativo es la amenaza de una depresión. Así como uno no acerca los dedos demasiado al fuego por miedo al dolor, el evitar una depresión o agregaría yo, simplemente tristeza, hace que el individuo se movilice para tomar acciones que las eviten y que más bien lleven a la alegría, lo cual sí aumenta la aptitud reproductiva, mejor conocida como fitness.

Aclara Wittman que el artículo que se está reseñando aquí [1] no es el primero que establece un paralelo entre el dolor físico y el dolor emocional, ni tampoco el primero en decir que las emociones motivan al individuo a esforzarse para aumentar las posibilidades de sobrevivir. Pero aclara que la literatura existente no profundiza en la posibilidad de la que depresión puede funcionar como disuasivo para que el individuo se comporte a manera de evitarla, lo cual sí sería adaptativo. Las explicaciones para la persistencia evolucionista de la depresión explicadas arriba y criticadas por Wittman, pecan por no tomar en cuenta el cuadro completo. Estas explicaciones se fijan únicamente en la depresión y no en su incentivo disuasorio cuando el individuo no está deprimido, debido a lo cual se les escapa base evolucionista que constituye el mecanismo de castigo y recompensa. Para explicar mejor esto, Wittman hace la analogía de la prisión (depresión). No mirar el cuadro disuasorio completo es como como decir que una persona que está privada de la libertad está siendo rehabilitada para ser un miembro más productivo de la sociedad (es como decir que la prisión o la depresión fueran buenas para una persona) o decir que las prisiones son malas porque los prisioneros no son productivos, ignorando el efecto incentivo del encarcelamiento (depresión) y la posibilidad de que algunos, pero no todos, van a ser disuadidos de cometer un crimen (o hacer cosas que conlleven a la depresión) en el primer lugar. Continúa Wittman con esta analogía, diciendo que es racional el encarcelar criminales si el beneficio que conlleva el reducir el crimen es mayor al costo de poner a estos sujetos en prisión. De la misma forma es racional que hayan gen(es) que produzca(n) castigos costosos (depresión) si el incremento de la aptitud reproductiva (fitness) que es inducida por la amenaza de la depresión es mayor que la reducción del fitness que causa la depresión en sí.

La última oración requiere una explicación. Para ponerlo en palabras fáciles de entender, en la naturaleza gana el que más descendencia deja pues de esta forma los genes, que son egoístas [8], dejan más copias de ellos en la siguiente generación. Repito, no es conveniente para el planeta que en la actualidad los humanos nos reproduzcamos más; pero todas estas explicaciones aplican para cuando nuestras características distintivamente humanas evolucionaron durante el Pleistoceno. Pero he ahí otra discordancia típica de las que estudia la medicina darwiniana. Durante el Pleistoceno (25 millones a 10,000 años atrás) obviamente no había sobrepoblación de humanos. Es más, hace unos 150,000 años nuestra especie pasó por lo que es llamado un “cuello de botella evolutivo” [11-13]. Fue un “momento” en los cuales fuimos tan pocos que estuvimos cerca de extinguirnos. Pero ahora la situación es completamente diferente. Somos demasiados y definitivamente no es necesario que los humanos nos sigamos reproduciendo. Pero con todo y esto, y dada la discordancia entre el pleistoceno y nuestra época actual, la mayoría de personas, especialmente las mujeres quienes tienen menos tiempo para reproducirse, como veíamos en un post anterior [14], aún se ponen tristes o incluso se deprimen cuando sienten que se van “quedando del tren” y no logran formar una familia a tiempo. Yo soy un bipolar felizmente soltero (ninguna novia me aguantó para casarse conmigo) y como biólogo me llama mucho la atención todo el esfuerzo y complique en que se involucra la gente para formar una familia. 

Pero la explicación de la depresión como carácter adaptativo disuasorio va más allá de que el animal humano durante la evolución evitara hacer cosas que rebajaran su aptitud reproductiva (fitness) e hiciera más bien cosas para aumentarla. Voy a poner otro ejemplo personal y aunque más adelante vamos a hablar más de bipolaridad en este post, quiero decir aquí que por ejemplo yo sé que dormir hasta el mediodía me deprime y, al contrario, el levantarme temprano a hacer ejercicio y trabajar me pone de muy buen ánimo. Esto será ampliado en mi próximo post de la categoría “Bitácora Personal y Consejos” de este mi blog. Pero es un ejemplo de lo que nos quiere explicar Wittman en el artículo [1] que se está reseñando en este post. Si no me quiero poner triste (depresión como disuasivo) me levanto temprano lo que a su vez me produce felicidad durante todo el día (recompensa). Y se podrían poner más ejemplos. Si vos sos bipolar seguramente sos más sensible que el promedio de la gente y probablemente, para evitar deprimirte y/o angustiarte, de pronto el profesional que te ve, te haya aconsejado que no veás noticieros y que más bien oigás música. Eso es por lo menos lo que trato de hacer yo. Al final es un mecanismo de premio (felicidad) y castigo (depresión) muy sencillo, pero en ciencia todo debe ser sustentado con evidencia y bibliografía (investigaciones previas) y por eso Wittman hace todo un artículo que gira alrededor de este tema. Sin embargo, hay que aclarar que dicho artículo toca otros temas relacionados que por cuestiones de brevedad y pertinencia se han obviado en el presente post-reseña que pertenece a la categoría “Divulgación Científica” de este, mi blog.

Entonces hay que mirar el cuadro completo: castigo disuasorio (depresión) y premio (sentimientos positivos como la felicidad o la risa). Entonces para que esta explicación de Wittman funcione, hay que ver también la motivación que nos lleva a realizar esfuerzos para tener momentos de felicidad. Entonces aquí empezamos a hablar de la euforia como contraparte de la depresión. La selección natural va a favorecer a aquellos individuos que estén motivados a llevar a cabo comportamientos que aumenten su fitness. Otra vez, los individuos se verán motivados por un sistema de castigos y premios. Algunos de estos mecanismos vienen incorporados “de fábrica” en el cerebro, es decir son instintivos. Más arriba veíamos que este modelo que consolida Wittman en su artículo [1] se puede entender como una analogía que compara el dolor con la depresión. El primero (el dolor) se desencadena después de que los nociceptores (receptores de estímulos nocivos) son estimulados en la piel por ejemplo cuando se produce una herida por un objeto corto-punzante. En el caso de la depresión y la euforia, ciertas conexiones cognitivas son hechas en el cerebro de modo que consecuencias menos deseables resultan en depresión o tristeza y desenlaces más deseables desencadenen euforia, felicidad u otras emociones positivas.

En el caso de los humanos, y en nuestra época actual, el rol de la motivación es clave. Uno puede nacer con una buena tendencia a ser inteligente, pero si no lo motivan a estudiar cuando es niño, y si la persona no se motiva a seguir aprendiendo cuando es adulto, de pronto no va convertirse en el genio en potencia que podría llegar a haber sido. Otro ejemplo es que una persona puede haber nacido con genes que muestren potencial para ser un buen atleta, pero si no es motivado y no se motiva a sí mismo, nunca llegará a ser un deportista de alto rendimiento. Entonces la motivación es muy importante. Para otra persona su objetivo puede ser alcanzar un estatus socio-económico alto, y si se motiva y trabaja lo suficiente probablemente lo logrará, y esto le producirá euforia, pero si no lo logra se deprimirá. En estos casos la cultura determina lo que se entiende como alto estatus en lo socio-económico, intelectual, deportivo, etc. Y aquí volvemos a algo que yo repito mucho en mis posts y es modelo interaccionista entre genética y cultura a la hora de ver de qué modo se desarrolla un ser humano, como bien lo señaló Edward O Wilson en varios de sus libros pero sobre todo en su emblemática obra “Sociobiología: La Nueva Síntesis” [15]  y actualizada por este autor en el año 2000 [16]. El modelo interaccionista dice que una característica humana, especialmente comportamental, va a ser una mezcla de genética y cultural (ambiente en otros animales) y en esto la motivación es clave como ya se ejemplificó al principio de este párrafo, pues sin la misma la persona no va a realizarse para sentir esa euforia que se da cuando se logra uno o una serie de objetivos vitales. Pero si esos objetivos no se cumplen, entonces la persona se va a sentir triste o incluso llegar a deprimirse. Entonces en este párrafo, y manera de consejo, podemos citar a Desmond Morris, quien en su libro “La Naturaleza de la Felicidad” [17, 18], nos enseña que hay que uno debe ponerse objetivos que estén de acuerdo a las capacidades de cada cual para no desilusionarnos o deprimirnos de acuerdo a la terminología que se viene manejando en este post. Dicho libro de Morris ya fue reseñado en otro post de este blog [19]. 

Ya para ir entrando más a fondo en lo que este artículo de Wittman [1], tiene para decirnos en cuanto a trastorno afectivo bipolar, que al fin y al cabo es lo importante para este blog, así como hay un costo expresado en bajo fitness (castigo) al estar deprimido, también hay un castigo al estar excesivamente eufórico como es el caso de las manías. Además de las obvias consecuencias comportamentales negativas que surgen a raíz de estar en una manía, puede haber costos biológicos directos tales como elevadas cantidades de cortisol lo cual puede ser perjudicial para la salud del individuo. Para que el mecanismo que lleva a que se aumente el fitness del que se hablado en este post funcione, se requiere de niveles moderados de depresión (castigo disuasivo) y euforia (premio motivante), y claramente la depresión mayor o las manías completas de las que podemos sufrir los bipolares, se salen de todo esto, el mecanismo no funciona y ambos estados extremos rebajan el fitness del individuo. En el caso de los desórdenes del ánimo como el Trastorno Afectivo Bipolar (TAB), hay una deficiente regulación del sistema motivacional de modo que hay híper (exagerada) e hipo (muy baja) implementación de la depresión y euforia.

Según Wittman [1] el Trastorno Bipolar tipo I ocurre cuando la persona es proclive a experimentar periodos extendidos de euforia extrema y en otras ocasiones, depresión extrema. Mientras que los inicios de la manía pueden ser leves, estar en un estado maníaco completo no es adaptativo. Generalmente los episodios maniacos tienen un corto período de ánimo elevado seguido por un lapso de tiempo más largo de pensamientos y comportamientos desorganizados, lo cual incluye excesiva rabia, lo cual puede desencadenar una crisis mixta (mezcla del insomnio de la manía con la tristeza de la depresión) o una depresión profunda que puede llevar, en casos extremos, al suicidio.

En cuanto a lo que se ha venido repasando en este post, nosotros los bipolares tenemos un sistema de incentivo excesivamente poderoso, lo cual disminuye la capacidad de funcionar durante los extremos (manía y depresión) de nuestra condición. Pero cuando se está en períodos de eutimia (ánimo normal) este poderoso incentivo lleva períodos de extrema productividad. Es este altamente productivo comportamiento durante períodos de relativa normalidad lo que compensa el hecho de que la persona cuando está en manía o depresión no pueda funcionar normalmente. Otra forma de verlo es que la destructiva obsesión con el suicidio durante depresiones extremas, es la desventaja comparada con la obsesiva concentración productiva que ocurre durante períodos más normales. Esto también se puede dar un depresión unipolar [1].

Para obtener una mejor apreciación del sistema de castigo (depresión) y recompensa (euforia), supongamos que una persona no tiene absolutamente ninguna alteración del ánimo, situación que puede tomarse como algo diametralmente opuesto al desorden bipolar. Así como este último es reconocido como una enfermedad biológica y desde el punto de vista de este artículo, presenta fallas en el sistema de recompensa o más exactamente en el mecanismo de retroalimentación hedonística (hedo significa placer), lo contrario a la bipolaridad (situación en la cual no hay cambios de ánimo en absoluto), el sistema de incentivos estaría desempeñándose defectuosamente. En otras palabras, mientras que el sistema de incentivos funciona exageradamente en el caso de nosotros los bipolares, en el caso de un hipotético individuo plano emocionalmente, este mismo sistema estaría funcionando por debajo de lo normal. Como resultado, este individuo plano emocionalmente, va a tener insuficiente motivación para actuar aun estando en un estado “normal” [1].

Es importante diferenciar la situación de un individuo que claramente está deprimido y por lo tanto actúa pasiva y ensimismadamente, de la realidad de una persona que esta balanceada pero no lo suficientemente motivada. En el primer caso, que puede corresponder a un bipolar, la situación puede ser resuelta, al menos parcialmente, con antidepresivos. En el caso de la persona que esta equilibrada, pero con falta de motivación, los antidepresivos no van a funcionar. Este último caso podría tratarse de una persona perezosa, pero no deprimida [1].

Wittman dice que el desorden bipolar, al igual que el coeficiente intelectual, tienen un componente genético fuerte. Por lo tanto, no es de sorprenderse que la motivación también tenga un componente genético. Pero esta última (la motivación) tiene mayores posibilidades de interactuar con el ambiente, más exactamente con las oportunidades y posibilidades o falta de las mismas, a las cuales el individuo se enfrenta.

En el artículo que se está reseñando aquí [1], Wittman saca algunas conclusiones que sirven como un resumen aclaratorio para este post. El éxito que pueda tener una persona no depende solamente de su coeficiente intelectual y la interacción de este con el ambiente en el cual el individuo creció. Depende también de la motivación. Los científicos se muestran dispuestos a aceptar que hay un componente genético en el coeficiente intelectual y que el mismo varía entre individuos. En cambio, niveles diferentes de motivación son raramente atribuidos a los genes. Este artículo de Wittman busca cambiar esa perspectiva al argumentar que la fortaleza de la motivación de un individuo depende en gran medida del sistema castigo-recompensa que el individuo heredó por vía genética. Es esta estructura emocional, particularmente la depresión y la euforia, al igual que otras emociones como la rabia, lo que motiva a las personas actuar. Obviamente no se puede olvidar el componente cultural, pues es la cultura junto con las capacidades de cada individuo, la que determina si la motivación es encausada en logros intelectuales, físicos o en otras áreas.


El entendimiento y tratamiento del desorden depresivo mayor y el trastorno bipolar mejorarán si primero entendemos la depresión exógena (causada por eventos externos como la pérdida de un ser querido) en individuos “normales”. Este artículo ha proporcionado una teoría de la motivación basada en castigos cognitivos (depresión) y recompensas (euforia). Aquí agrego yo que hay que diferenciar entre la depresión de un paciente bipolar, la cual es endógena (desencadenada por causas internas: desbalances neuro-químicos), de la depresión exógena de las personas “normales”. Wittiman ha hecho énfasis en este artículo, en el último caso. Esto es importante porque o sino un lector bipolar de este post que esté deprimido, pensará que su estado es un castigo por haber hecho algo inadecuado. Aquí la palabra castigo se ha utilizado de forma figurativa para explicar cómo el sistema nervioso central hace que la persona “normal” se deprima cuando hace algo que rebaja su fitness (aptitud biológico-reproductiva). Pero de ninguna forma un bipolar deprimido hizo algo negativo como para merecerse el supuesto castigo. Pero repito lo que dice Wittman al principio de este párrafo: el entender la depresión y euforia de persona “normales” nos acercará más a entender estos estados, que se dan de forma exagerada en nosotros los bipolares. 

Pero continuemos con las conclusiones de Wittman [1]. El potencial para sentir depresión o euforia motivan al individuo para llevar a cabo acciones que aumente su fitness. Dado que tanto la euforia como la depresión tienen costos biológicos y comportamentales, el sistema de motivación no puede descansar solamente en una de las dos. Repito, se debe ver el cuadro completo de premio motivante (euforia) y castigo disuasorio (depresión). El sistema de castigo-recompensa es en gran parte genético, y por lo tanto es difícil de “sintonizar” y en consecuencia puede ser tanto hipo- como híper-activo. Si este sistema es hiperactivo, el individuo puede sufrir de extremos de depresión mayor y manía como es el caso de la bipolaridad. Si el mismo sistema es hipo-activo (de actividad baja) al individuo le puede faltar motivación. El artículo de Wittman [1] que fue parcialmente reseñado aquí, también ayuda a explicar la comorbilidad (cuando dos o más enfermedades se presentan a la vez) de los desórdenes bipolar y de pánico. También explica el letargo y la motivación reducida que ocurre cuando los individuos bipolares toman drogas para reducir sus cambios de ánimo. Wittman espera que su artículo parcialmente reseñado en este post lleve a descubrimientos en cuanto a la depresión crónica, desorden bipolar, falta de motivación y últimamente a su cura en el futuro.

Gracias por leer este post.

Referencias:

1. Wittman D. Darwinian Depression. Journal of Affective Disorders. 2014; 168: 142-150. Disponible en: http://bit.ly/DarwinianDepression. Consultado el 13-Abr-2021.

2. Nesse RM, Williams GC. Why We Get Sick: The New Science of Darwinian Medicine. Knopf Doubleday Publishing Group; 2012.

3. Duque-Osorio JF. Evolución de la Depresión: Un Repaso a las Explicaciones Convencionales de la Medicina Darwiniana. Ibagué, Tolima-Colombia. Blog “El Duque Bipolar”; 2021. Disponible en: https://bit.ly/EDBJFDEvolDepre. Consultado el 22-Abr-2021.

4. Workman L, Reader W. Evolutionary Psychology: An Introduction. 3 ed. Cambridge University Press; 2014.

5. Goodwin FK, Jamison KR. Manic-depressive illness: bipolar disorders and recurrent depression. Oxford University Press; 2007.

6. Jamison KR. Manic Depressive Illness and Creativity.  Scientific American: What Makes a Genius. New York. The Rosen Publishing Group, Inc; 2008. p.52-64.

7. Jamison KR. Marcados Con Fuego: La Enfermedad Maniaco-Depresiva y el Temperamento Artístico. Fondo de Cultura Economica; 1998.

8. Dawkins R. El Gen Egoista: Las Bases Biológicas de Nuestra Conducta. Salvat Editores; 1993.

9. Waters CN, Syvitski JPM, Gałuszka A, Hancock GJ, Zalasiewicz J, Cearreta A, et al. Can nuclear weapons fallout mark the beginning of the Anthropocene Epoch? Bulletin of the Atomic Scientists. 2015; 71(3): 46-57. Disponible en: https://bit.ly/3ej4v64. Consultado el 2021/05/05.

10. Nesse RM. Is Depression an Adaptation? Archives of General Psychiatry. 2000; 57(1): 14-20. Disponible en: https://bit.ly/2QScvlL. Consultado el 04-May-2021.

11. Dunbar R, Barrett L, Lycett J. Evolutionary Psychology: A Beginner’s Guide: Human Behaviour, Evolution and the Mind. Oneworld – Oxford; 2011.

12. Pinker S. Cómo funciona la mente. Ediciones Destino, S.A.; 2008.

13. Pinker S. How the Mind Works. W. W. Norton; 2009.

14. Duque-Osorio JF. Psicología Evolucionista de la Selección de Pareja(s). Ibagué-Colombia. Blog “El Duque Bipolar”; 2018. Disponible en: https://bit.ly/EDBJFDPEseleccionpareja. Consultado el 13-Abr-2021.

15. Wilson EO. Sociobiology: The New Synthesis. 1 ed. Cambridge (MA)-USA. Harvard University Press; 1975.

16. Wilson EO. Sociobiology: The New Synthesis. Belknap Press of Harvard University Press; 2000.

17. Morris D. The Nature of Happiness. Little Books, Limited; 2006.

18. Morris D. La naturaleza de la felicidad. Editorial Planeta Mexicana; 2006.

19. Duque-Osorio JF. Reseña Anecdótica del libro “La Naturaleza de la Felicidad” de Desmond Morris. Blog “El Duque Bipolar”; 2019. Disponible en: https://bit.ly/EDBJFDFelicidadMorris. Consultado el 08-Abr-2021.

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Juan Fernando Duque-Osorio

Juan-Fernando es Máster en Ciencias, Biólogo Profesional y paciente bipolar. Su condición lo ha llevado a ser inquieto por lo cual bloguea y da conferencias sobre diferentes temas. Actualmente está interesado en la consiliencia biología-humanidades y la mezcla, por medio de la Psicología Evolucionista, con el tema del trastorno bipolar sobre el cual funciona como psicoeducador de otros pacientes.

4 thoughts on “Evolución de la Depresión como Mecanismo Disuasivo que Falla en el Trastorno Afectivo Bipolar (TAB)

  1. Julian dice:

    Juanfer, cuáles serían las diferencias entre depresión y frustración, cuando escribes de la reproducción o la sexualidad?

  2. Julian dice:

    esta frese: De acuerdo a este modelo, genes que aumentan la aptitud reproductiva de un individuo (porque confieren belleza o creatividad) también pueden hacer que el individuo sea propenso a la depresión.

  3. La depresión es un ánimo bajo persistente por un periodo de tiempo. Yo veo más a la frustración como algo menos grave pero aún así no de deja de ser molesta. En este post no se está diciendo que el que no tiene sexo en algún momento se frustra. Se tiene en cuenta la reproducción porque es un componente primordial de la teoría de evolución por selección natural. Pero, repito, no me estoy refiriendo a un caso particular de que una persona no tiene sexo en algún momento entonces se frustra. Gracias por tu comentario.

  4. Esto lo resumí del libro de psicología evolucionista de Workman &Reader de 2014 el cual fue citado en este post. La idea es que algun(nos) gen(es) que pueden conferir una desventaja(s) en cuanto a algún carácter pueden conferir ventajas en otro conjunto de características. Por eso esos genes defectuosos no son completamente eliminados por la selección natural. Gracias por tu comentario.

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